viernes, 9 de octubre de 2009

UN NOBEL CONTROVERTIDO


Esta mañana se daba a conocer en Oslo el fallo del jurado del Premio Nobel de la Paz.

Escuchando la radio del coche cuando salía de la Facultad en dirección a casa, era la hora de los servicios informativos cuando Francino, en noticia de última hora anunciaba de forma escueta la concesión del premio al Presidente Obama. Desde ese momento, hasta unos diez minutos después, que hablaron de esa noticia con más detenimiento se me pasaron muchas posas por la cabeza. Entre ellas, llegué a pensar si hoy era el día de los inocentes, o de si sería un rumor no confirmado...

Bien es cierto que Barack Obama ha despertado gran interés en todo el planeta, que sus promesas e intenciones son fabulosas, tanto en su país, como la intención de crear un sistema público de sanidad; o en el extranjero, como la promesa de sacar a las tropas de Irak o el cierre de Guantánamo. Pero no es menos cierto que hechos hay pocos, o ninguno.

En este caso, este premio ha sido concedido no con hechos, sino por intenciones, por promesas. Y yo me pregunto ¿son suficientes estas características? ¿Ya no es necesario acreditar hechos y actuaciones reales para que el comité del Nobel te conceda un premio como este?

Desde mi punto de vista, esta concesión es un error, o si no un error, sí un desacierto. Creo que los miembros del jurado se han dejado llevar por el carisma y la popularidad que está teniendo el Presidente Estadounidense, sin pararse a pensar si tenía tantos merecimientos como pueden ser la chica Rebiya Kadeer o el ruso Serguéi Kovaliov.

No obstante, mis felicitaciones a Barack Hussein Obama.

Nacho Díaz Cela

1 comentario:

Daniel dijo...

Todavia no ha hecho mucho para merecerselo, de todas formas ya hubo unos cuantos bastante peores que Obama.