viernes, 24 de octubre de 2008

EL MUNDO DE LA CONCORDIA

Hoy, en la capital del Principado, se han celebrado los Premios Príncipe de Asturias. Unos premios cada día más admirados y reconocidos internacionalmente.

Podría enumerar cada una de las categorías y a todos los premiados, pero únicamente me centrare en una. Ingrid Betancourt.

Maravilloso fue su discurso. Más que maravilloso, conmovedor. Tan emocionante, que ni ella misma pudo aguantar sus propios sentimientos. Sentimientos que fueron, sin lugar a dudas, compartidos por todos los asistentes al Teatro Campoamor. El punto máximo de emoción fue al recordar el Holocausto Nazi, y la pasibidad de aquellas personas que no hicieron nada por impedirlo, o incluso peor, de aquellas personas que lo negaron.

Esa descripción de sus largos años de cautiverio, de cómo escuchaba las retrasmisiones de los partidos de Nadal (Premio Príncipe de los Deportes), de sus lecturas de libros de Margaret Atewood (Premio Príncipe de las Letras), o de la música clásica que escuchaba del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela (Premio Príncipe de las Artes), hizo por un momento, sentir en nuestras propias carnes, el intolerante secuestro que tantas personas sufren en la selva de Colombia.

También tubo tiempo de expresar su agradecimiento a quienes "cruzaron las aceras y se pararon del lado de los que no se resignan, los jefes de Estado de España, Francia y Suiza. El Rey Juan Carlos, el señor Rodríguez Zapatero y su canciller el señor Moratinos".

No dejó de recordar que el dialogo debe ser el camino para acabar con el terrorismo, pero sobretodo y especialmente pidió otra cosa que no haya impunidad.
También dejó una fecha especial. El 28 de noviembre. Fecha en la que quiere que todo el mundo salga de sus casas y marchen por la calle, por la libertad.

En el final de su discurso, nos invitó a imaginar un mundo donde el hombre culmine su destino, donde los valores del alma dicten las decisiones y el amor rija los pueblos. (...) Confiemos que todo sea posible y que encontremos un nuevo mundo, el mundo de la Concordia.

Nacho Díaz Cela


1 comentario:

PROGRESSISME dijo...

Compañero! No me preguntes porqué pero me encantó tu blog, tu perfil y tus comentarios y, tanto es así que cuando veo que escribes un nuevo artículo estoy aquí pendiente de lo que dices. Como dice el gran Vicente Martínez Guzman, ojalá aprendamos a deconstruir la cultura de la guerra para contruie una cultura de la paz. En espacio donde los conflictos sean vistos como algo positivo que nos ayuda a conocernos, donde el diálogo sea el instrumento para solucionarlos. Ojalá pronto haya un mundo en el que todas las personas tengamos un lugar para ser felices. Desde Castellón te envío mi felicitación y un fuerte abrazo de corazón.